Las lamias son seres de género femenino de la mitología griega, consideradas un tipo de vampiro o como el antecedente de estos.
La leyenda era la siguiente:
“Lamia era una reina de Libia a la que Zeus amó, hija de Poseidón o Belo y Libia (escolio a las Avispas de Aristófanes, verso 1035 y escolio a la Paz del mismo autor, v. 758). Hera, celosa, la transformó en un monstruo y mató a sus hijos (o, en otras versiones, mató a sus hijos y fue la pena lo que la transformó en monstruo). Lamia fue condenada a no poder cerrar sus ojos, de modo que estuviera siempre obsesionada con la imagen de sus hijos muertos. Zeus le otorgó el don de poder extraerse los ojos para así descansar, y volver a ponérselos luego. Lamia sentía envidia de las otras madres y devoraba a sus hijos. Tenía el cuerpo de una serpiente y los pechos y la cabeza de una mujer.
A pesar de la venganza de Hera, hay algunas tradiciones que sostienen que la primera sibila era hija de Zeus y Lamia”
Otra cosa es que se dice que la Lamia era el “coco” o “the boogieman” de la antigua gracia, osea que se utilizaba para espantar a los niños y hacer que se portaran bien.
Otra de sus formas era la de mujeres con cuerpo de pajaros, e incluso, además de devorar niños también se decía que seducían hombres para beber su sangre (algo así como los sucubos)
En otra mitología, Lamia era hija de Lilith.